miércoles, 14 de junio de 2017

Doce hombres sin piedad - Ana

Título original: 12 Angry Men
Año: 1957
Duración: 95 min
País: Estados Unidos
Género: Drama
Director: Sidney Lumet
Guion: Reginald Rose
Música: Kenyon Hopkins
Fotografía: Boris Kaufman (B&M)
Reparto: Henry Fonda, Lee J. Cobb, Jack WArden, E.G. Marshall, Martin Balsam, Ed Begley, John Fiedler, Robert Webber, Jack Klugman, George Voskovec, Joseph Sweeney, Edward Binns, Billy Nelson. John Savoca, Rudy Bond, James Kelly

La película trata de un jurado popular que tiene que dar el veredicto de inocencia o culpabilidad, a través del voto unánime, a un chico que es acusado por asesinar a su padre. El jurado está constituido por doce hombres de distintas profesiones y edades que no se conocen. La película transcurre en una habitación cerrada, en la que hay una gran mesa rectangular, además de un baño, donde hace un calor terrible, cosa que se ve en el transcurso de la película y que utiliza el director para causar una sensación de claustrofobia.

Una de las primeras escenas es la primera votación que se realiza para determinar la culpabilidad del acusado. Aparentemente, el resultado parece ser culpable, pero uno de los componentes del jurado, jurado nº 8, vota por inocente. Éste es el comienzo de un debate sobre las pruebas del crimen, además de críticas con cierto carácter destructivo hacia el jurado nº 8. Una cosa que me llamó bastante la atención por la primera parte de la película fue el desinterés general del jurado, mostrando inquietud e impaciencia por las cosas que tenían que hacer después y, de esta manera, manifestar la poca importancia que se le daba a la vida del acusado. Esto en parte me recordó a la vida moderna actual, donde vivimos con mucha prisa y cualquier contratiempo nos impacienta y nos hace sacar el mal humor que vamos almacenando a lo largo de los días. También muestra el egoísmo actual, donde importan más nuestras vidas y nuestros quehaceres que las desgracias que están pasando, ya sea delante de nuestros ojos como a miles de kilómetros.


A través del discurso del jurado nº 8, se manifiesta la duda metódica, la mayéutica de Sócrates y el artículo 11 de los Derechos Humanos, la presunción de la inocencia. En primer lugar, aclara que su postura no está a favor de ninguna de las dos opciones, sino que reflexiona el caso y esto le indica que es demasiado precipitado sacar una conclusión, puesto que las pruebas no apuntan directamente a una culpabilidad rotunda. Esto hace referencia al artículo 11 de los Derechos humanos, que dice así:

“Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en un juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias a su defensa.”

La actitud general del jurado es recelosa al principio, defendiendo la culpabilidad del acusado, ya que, según ellos, todas las pruebas (entre ellas, varios testigos) demuestran que asesinó claramente a su padre, sin ninguna duda. En el debate que se realiza, se van analizando de una en una las pruebas presentadas, de manera objetiva y teniendo en cuenta las circunstancias reales. Durante el debate, otra de las cosas que me llamó la atención fue los prejuicios que tenían varias de las personas del jurado, puesto que el chico acusado era un adolescente de clase media-baja y eso llevó a varios comentarios despectivos hacia esa comunidad de la sociedad. Con el paso del tiempo, comenzaron a haber más votos a favor de su inocencia y más dudas sobre las pruebas presentadas, acudiendo a la objetividad y a la reflexión, dando lugar a la duda metódica de Descartes.


Otro de los personajes más destacados es el jurado nº 3. En mi opinión, representa la testarudez, el orgullo y la poca tolerancia hacia opiniones contrarias. Desde un principio, mantiene firmemente su postura a favor de la culpabilidad hasta casi el final. La defiende sin argumentos sólidos y muestra un carácter violento, además de presentar su orgullo y miedo a equivocarse y a quedar mal. Por ello, cuando un miembro del jurado cambia su voto a inocente, lo ataca con cualquier tipo de comentarios y enfatizando la supuesta culpabilidad. Al final de la película, podemos ver que ha enfocado el recelo que le tenía a su hijo en el chico acusado, ya que dejaron de tener contacto.

Para acabar, Doce hombres sin piedad es considerada como una de las mejores películas de la historia del cine y, a pesar de estar en blanco y negro, realmente me parece una película bastante interesante por los temas que trata. Es una película que nos hace reflexionar sobre las cosas que nos dicen o todo aquello que nos plantean como malo, bueno, culpable, lo mejor o cualquier otra etiqueta. Demuestra la importancia de la duda metódica y de la mayéutica de Sócrates, ya que en casos como un crimen pueden ser cruciales. Esta película, sinceramente, me ha gustado un montón, porque aparte de que los crímenes y sus respectivas pruebas suelen atraer bastante la atención del público, como he dicho antes, nos muestra otras cuestiones muy interesantes que nos llevan a pensar en la sociedad de hoy en día.

  

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