Año: 1941
Duración: 119 min
País: Estados Unidos
Director: Orson Welles
Guion: Orson Welles, Herman J. Mankiewicz
Música: Bernard Herrmann
Fotografía: Greg Toland (B&W)
Reparto: Orson Welles, Joseph Cotten, Everett Sloane, George Coulouris, Dorothy Comingore, Ray Collins, Agnes Moorehead, Paul Stewart, Ruth Warrick, Erskine Sanford, William Alland, Alan Ladd, Arthur O'Connell
Productora: RKO / Mercury Theatre Productions
Esta película narra la vida del magnate millonario Charles Foster Kane, que está basado en un personaje real llamado William Randolph Hearst (quien, como curiosidad, intentó por todos los medios que la película no se estrenase). Esta comienza con sus últimas palabras, las cuales pronuncia al tiempo que una bola de nieve se resbala de su mano y se hace añicos en el suelo. La historia de su vida se nos irá desvelando poco a poco a través de flashbacks mientras que acompañamos a un periodista que entrevista a diferentes personas del entorno del gran empresario con el fin de intentar averiguar con el significado de sus últimas palabras qué se ocultaba realmente tras su enigmática personalidad.
Tras conocer su muerte y ser introducidos en la vida de Kane mediante un reportaje televisivo sobre su figura que ocupa algunos de los minutos iniciales de la película, empezamos a conocer su historia en primera persona a través de los primeros flashbacks, que relatan su infancia. Así, averiguamos que en su niñez, a pesar de no tener una familia que le proporcionase una situación muy estable ni económica ni emocionalmente, era feliz. No obstante, un día de invierno, mientras jugaba con su trineo, su madre aceptó enviarle a la costa este de EEUU con Thatcher (un banquero que será su tutor durante su infancia y adolescencia) tras haber heredado una valiosa mina de un terreno aparentemente sin valor que su madre había adquirido. No sabemos mucho de su etapa adolescente, puesto que lo siguiente que se cuenta al espectador es que con veinticinco años se convierte en el dueño del Inquirer, un periódico con el cual comenzará su exitosa carrera en la prensa.
Cuando adquiere el periódico, Kane redacta una declaración de principios en la cual recoge que "proporcionará a los habitantes de la ciudad un periódico honrado que dé con fidelidad y exactitud las noticias, además de que podrán leerlas con toda su autenticidad porque no permitirá que intereses de ninguna especie entorpezcan la verdad de los hechos". Sin embargo, esta "bienintencionada" declaración no puede alejarse más de la realidad que Kane impone en el periódico, que se torna completamente sensacionalista tergiversando la información y engañando a la población al basar muchas publicaciones en rumores, todo esto con el único objetivo de ganar todo el dinero posible y forjarse una reputación y una imagen. Podría decirse que es aquí cuando empieza a ser "seducido por el poder", no obstante, el poder es en realidad un concepto, abstracto y difuminado que no existe porque es creado por el propio Kane. ¿Qué es realmente? ¿Dinero? ¿Influencia? ¿Que la gente piensa lo que él les ordene que piensen?
¿Has pensado que así como hay oscuridad alrededor de la luz, también hay peligro alrededor del poder?
Un mago de Terramar, Úrsula K. Le Guin
Tras conseguir una enorme popularidad al involucrarse en la prensa, Kane se presenta como candidato a las elecciones con discursos populistas para intentar movilizar a la gente de la misma manera que usaba la manipulación en sus noticias. Esta es la primera vez que fracasa, ya que su competidor le chantajea con sacar a la luz su relación extramatrimonial, provocando un escándalo que le hace perder las elecciones. Tras esto, Kane utiliza sus periódicos para hacer pasar la derrota como un fraude y explota y manipula a sus trabajadores.
Después de sobrellevar la "pérdida", Charles Foster Kane se casa con la cantante, construye una ópera y la obliga a desarrollar su carrera musical a pesar de que ella no tiene ni el talento ni la ambición suficiente, manipulando a la crítica y llegando hasta el punto de que su mujer intenta suicidarse, abrumada por la responsabilidad y la obligación. En este punto se ve claramente como todo de cuanto se rodea Kane es para él (aunque no sea totalmente consciente) un engranaje o herramienta más para seguir alimentando su poder, su fortuna y su popularidad, que parecen inquebrantables y que se reflejan en el excelso palacio al que la pareja se traslada. Todo esto se ve truncado cuando su mujer le deja diciéndole que "nunca se ha desprendido de algo que le importase de verdad" a lo que Kane responde "no puedes hacerme esto", ya que en sus delirios de grandeza había supuesto que nada podía escapar a su control. Después de esto, se pone furioso porque se da cuenta de que, como comentábamos el último día de clase, el poder no lo puede todo, porque ese tipo de poder, es, en realidad, ficticio y no permite tener bajo control todos los aspectos de la vida, sino que además corrompe a quien lo posee haciéndole desear cada vez más. Esto lo podríamos relacionar con algunas corrientes y filósofos que hemos estudiado este curso, como Séneca y Epícuro.
Al final de la película volvemos al presente, tras la muerte de Kane y vemos cómo se están catalogando y clasificando sus pertenencias, entre las cuales se encuentra el viejo trineo con la palabra "Rosebud" grabada, que es tirado al fuego. En mi opinión, "Rosebud" simbolizaba la infancia de Kane, puesto que se dio cuenta de que esa había sido la única etapa de su vida en la que era feliz. Como en cierta escena Thatcher le revela al periodista, "El señor Kane era un hombre que perdía todo lo que tenía". Sin embargo, no fue hasta el momento de su muerte cuando fue realmente consciente de que lo único importante que había perdido era la posibilidad de ser feliz.
Ciudadano Kane es una muy buena película considerada como una de las mejores (si no la mejor) de la historia, no sólo por su guion, sus interpretaciones, y la cantidad de temas que trata, sino destacando también notablemente la cinematografía y las técnicas visuales, que resultaron muy innovadoras para la época en la que se estrenó. La iluminación, el juego y la simbología detrás de las luces y las sombras, los recursos que muestran el paso del tiempo, etc.
Para finalizar, me gustaría incluir un fragmento de un libro que me parece interesante puesto que trata el tema principal de la película, el poder, aportando una perspectiva diferente.
—Existen dos tipos de poder: el inherente y el otorgado —dijo revelándome el tema de conversación del día—. El poder inherente lo posees como parte de ti mismo. El poder otorgado te lo prestan o te lo dan otras personas. —Me miró de soslayo. Asentí con la cabeza. Al ver que yo no disentía, el maer continuó: —El poder inherente es algo obvio. Fuerza corporal. —Me palmeó el brazo en que se sujetaba—. Fuerza mental. Fuerza de personalidad. Todas esas cosas las llevamos dentro las personas. Nos definen. Determinan nuestros límites.
—No del todo, excelencia —objeté con discreción—. Un hombre siempre puede mejorar. [...]
—Es un buen razonamiento, excelencia. Nuestro poder tiene límites que podemos expandir, pero no indefinidamente.
—Pero ese solo es el primer tipo de poder —dijo levantando un dedo—. Solo estamos limitados si dependemos del poder que nosotros mismos poseemos. Pero también está ese otro tipo de poder, el que nos dan. ¿Qué poder crees que es mayor?
Solo tuve que pensar un segundo.
—El inherente, excelencia.
—Interesante. ¿Por qué lo dices?
—Porque un poder que posees tú mismo no te lo pueden quitar, excelencia.
El temor de un hombre sabio, Patrick Rothfuss
Una de mis películas favoritas. Y confieso que la he visto por primera vez este año... habiendo tenido 37 antes para ello. Mejor tarde que nunca.
ResponderEliminarBuen análisis de la película, Celia.
Por no mencionar las dos citas sobre el concepto de poder que te has gastado...
No puedo dejar de mencionar al osito del Sr. Burns, de Los Simpson, en un episodio clásico que es un claro homenaje a Ciudadano Kane.
¡Buen trabajo!
¡Gracias! El mundo friki siempre aporta algo a las reflexión :)
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