Título: El pequeño salvaje (L'enfant sauvage)
Año: 1970
País: Francia
Director: François Truffaut
Guión: François Truffaut, Jean Gruault (obra: Jean Itard)
Música: Antonio Vivaldi
Fotografía: Néstor Almendros
Esta película basada en hechos reales nos narra la historia de cómo un niño de unos 12 años es encontrado por unos cazadores cerca de una localidad francesa viviendo en el bosque y completamente "animalizado", (desnudo y sobreviviendo a base de lo que le proporciona la naturaleza) y se ve obligado a convivir en sociedad, adoptando conductas más "civilizadas" y siguiendo un estricto aprendizaje programado por el doctor Jean Itard.
Tras ser encontrado en el bosque, el "salvaje" (como pronto empieza a ser conocido el niño) es trasladado a un centro para jóvenes sordomudos a París, mientras la noticia de su descubrimiento se extiende por los alrededores y despierta la curiosidad de la gente de la ciudad. Tras habérsele realizado algunas pruebas básicas y haberle examinado, los expertos coinciden en determinar que el niño debía haber sido abandonado bastantes años atrás y haberse criado solo aprendiendo a subsistir a la intemperie. Además, llegan a la conclusión de que es sordo, puesto que de manera general no reacciona ante estímulos sonoros y se dictamina que no merece la pena intentar educarle o instruirle. No obstante, Jean Itard, uno de los doctores que le examinan difiere un tanto de las opiniones de sus compañeros. Él había visto algo más en el niño: quería poder estudiarle más a fondo para comprobar cómo se asemejaban y diferenciaban una mente humana sin contacto con otros de su especie en contraposición a la convivencia y socialización habitual e intentar aplicar un programa de aprendizaje. Tras este reconocimiento, el niño pasa un tiempo en el centro y la gente, asombrada ante tan insólito hecho, acude a conocer al "salvaje", exhibido cual animal de circo. Sin embargo, Jean, interesado en la condición del niño, acaba tomando su custodia con el fin de intentar instruirle e integrarle en la sociedad. A partir de aquí la película nos narra el proceso de su educación bajo el tutelaje del doctor y cómo progresivamente el niño (que recibirá el nombre de Víctor) empieza a aceptar las condiciones de la vida civilizada y aprende progresivamente, desde cómo pedir alimentos hasta empezar a relacionar objetos con símbolos y finalmente a escribir y reconocer las letras y el alfabeto, mientras a la vez anhela la naturaleza y esa libertad que le permitía experimentar. El guión de la película está basado en las anotaciones y observaciones del propio Jean Itard, a partir de las cuales se va desarrollando la acción, cosa que me parece muy interesante puesto que supone un enfoque que nos ofrece mucha más información de la que podría un narrador o fuente externa y nos permite darnos cuenta de que el proyecto del doctor empieza como eso: un reto, un estudio o un trabajo de investigación y cómo poco a poco el afecto por Víctor gana algunos de sus apuntes, a pesar de que en ningún momento la instrucción deja de ser eso, un proyecto con importantes tintes académicos.
Más allá de lo que se cuenta explícitamente en la película, que tampoco es nada desdeñable puesto que en ningún momento se hace aburrida ni cansa, sino que te mantiene con ganas de averiguar cómo proseguirá la evolución de Víctor con un ritmo muy bueno para ser una producción con muchos menos medios que los actuales, me ha gustado e interesado por la reflexión que da pie a generar en la mente del espectador, que frente a la última mirada que expresamente le dirige el "salvaje" se queda preguntándose qué es lo que realmente se ocultaba detrás de toda la historia. La película busca transmitir el valor de la educación, convivencia y socialización del hombre para su evolución, desarrollo y crecimiento, haciendo que recordemos el famoso mito del buen salvaje de Jean Jacques Rousseau y planteamientos ilustrados similares que estaban en auge en el siglo XIX, cuando se desarrolla la historia real. No obstante, a la vez nos hace preguntarnos si realmente es eso lo deseable, o si el hecho de nacer dentro de una sociedad, de un colectivo y de crecer de acuerdo a unas normas y valores ya establecidos y ser educados conforme a todo ello nos limita y restringe nuestra libertad. Con ello nos damos cuenta de la grandísima importancia que tiene la convivencia y la socialización además de la instrucción para la evolución y el crecimiento de la persona. Pero no sólo esto, sino que se tratan temas aún más profundos, como el planteamiento de valores morales como la justicia y la injusticia, haciéndonos preguntarnos si son inherentes al ser humano o si se adquieren junto con el progreso de la especie.
Por último, me gustaría comentar la escena final, ya que no acabo de discernir cuál es el significado que quería transmitir, pero hago mi propia lectura. Lo que me hizo pensar esa mirada al espectador de Víctor al haber vuelto a casa del doctor tras escaparse es que realmente no había vuelto porque gracias a la educación y al entendimiento adquirido se hubiese finalmente integrado y hubiera comprendido que realmente su lugar estaba allí al sentirse querido. Previamente, se nos muestra que al escaparse de nuevo al bosque, Víctor se acerca hasta una finca cercana y trata de robar una gallina (suponemos que para alimentarse), pero enseguida es perseguido por los granjeros y escapa sin haberse llevado al animal. Teniendo en cuenta esto, mi lectura es la siguiente: tras haber vuelto por un tiempo a su vida anterior, sobreviviendo como podía, cazando algún que otro animalillo y comiendo cualquier cosa que encontraba, pero ahora teniendo en cuenta la comodidad y el bienestar que había alcanzado viviendo con el doctor, se da rápidamente cuenta de que merece la pena renunciar a ese trozo de libertad para poder regresar a ese confort y prosperidad que le brindaba su "segunda vida". Es decir, que no regresa debido a haber alcanzado un nivel de entendimiento y de moral superior, ni por el afecto recibido, sino porque, tras haber conocido esa comodidad, la antes adorada vida salvaje se torna irrealizable. Al final, la pregunta que terminamos haciéndonos es la que se planteaban las primeras personas que supieron de la existencia del "salvaje": ¿Humano o animal? ¿Qué es lo que marca la diferencia?
Entonces tal vez la diferencia no sea el lenguaje. Tal vez sea esto: los animales no hacen ni el bien ni el mal. Hacen lo que tienen que hacer. La gente puede decir que lo que hacen es perjudicial o provechoso, pero el bien y el mal nos pertenecen a nosotros, que elegimos hacer lo que hacemos. Los dragones son peligrosos, sí. Pueden hacer daño, sí. Pero no son malos. Están por debajo de nuestra moralidad, por decirlo de algún modo, como cualquier animal. O más allá de ella. No tienen nada que ver con ella. Nosotros tenemos que elegir una y otra vez. Los animales únicamente necesitan ser y hacer. Nosotros estamos sojuzgados, ellos son libres.
En el otro viento, Úrsula K. Le Guin
No hay comentarios:
Publicar un comentario